viernes, 21 de noviembre de 2014

El ATD-X es el caza que actualmente desarrolla Japón


La Fuerza Aérea de Japón contempla la posibilidad de desarrollar un caza muy grande, de largo alcance y capaz de hacer frente a la eventual superioridad numérica del enemigo.
Volar lejos es más importante que volar rápido. Así lo creen los estrategas del mando de la Fuerza Aérea japonesa en los estudios destinados a definir las características del próximo avión de combate de su país, informa el portal estadounidense especializado en temas aeronáuticas Aviation Week.
En busca de tácticas para condiciones de inferioridad numérica, los 'cerebros' de la Fuerza Aérea Nipona han puesto sus miras en un caza futurista capaz de compartir datos de guiado, de llevar en una bahía interna grandes misiles de alto rendimiento y lanzarlos y guiarlos durante la retirada.
Los Ingenieros del Instituto de Investigación y Desarrollo Técnico adjunto al Ministerio de Defensa (ITDR, según sus siglas en inglés) y la empresa IHI Corp. han avanzado en el desarrollo de un motor turboventilador de una potencia sorprendente para el caza bimotor, que entraría en servicio en torno al año 2030 bajo el nombre de F-3, y superaría en prestaciones al ATD-X, actualmente en desarrollo. ITDR también realizará los estudios sobre la estructura del avión, probablemente con un fuerte apoyo de Mitsubishi Heavy Industries, que construirá la célula del avión, y Mitsubishi Electric, proveedor de sistemas electrónicos militares dominante en el país.
El trabajo tiene por objeto dar a Japón la opción de desarrollar un caza para reemplazar al Mitsubishi F-2 'Viper Zero'. El país no se ha comprometido a hacerlo, pero para el año fiscal a partir de abril 2018. "La decisión final para el desarrollo se hará y se tomarán las medidas necesarias", afirma el Ministerio de Defensa, según Aviation Week.

El más probable y tal vez único candidato para el desarrollo conjunto de un programa de cazas que reemplace al actual Lockheed Martin F-35 Lightning II es EEUU, si bien los planes aún no están definidos. En relación a estos esfuerzos conjuntos, el ministerio japonés dijo que "debe tenerse en cuenta si el desarrollo termina en el momento en que sean retirados (del servicio) los F-2". Obviamente, el ministerio hace esta puntualización pensando en los enormes retrasos del programa F-35 Joint Strike Fighter, subraya Bradley Perrett, analista de Aviation Week.
Los resultados de este trabajo podrían traducirse en los próximos cuatro años en un desarrollo a gran escala. Mientras tanto, Japón se mantiene abierto a la posibilidad de un programa internacional conjunto que el Ministerio de Finanzas seguramente preferiría, pero del que los militares del país parecen desconfiar al no tener demasiado control sobre el resultado final, señala Aviation Week.
Específicamente los requisitos nacionales, tales como la preferencia del alcance y el poder de armas por encima de la velocidad puedan empujar a Japón a embarcarse en el proyecto por sí solo (aunque no difieren mucho del modelo estadounidense aplicado al F-22 Raptor).
Es decir, los japoneses quieren un 'traje a la medida' de sus necesidades. Y esta medida podría ser muy grande: un gigante como China con su enorme flota aérea.

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